Lo último que se vio fue el gatito blanco saludando en inglés.
Me quedé mirando la pantalla por aproximadamente medio minuto, aun cuando yo sabía que no quedaba mas por decir esa noche. Sentía un calor sofocante y mi ritmo cardíaco estaba a punto de establecer una nueva marca mundial. Me hizo recordar a los nervios que sentía en otra ocasión, la cual recordaba bien, pero ésta era muy distinta en su origen.
Pegué un último vistazo a los cuatro o cinco contactos que quedaban conectados y cerré la sesión. Luego de unos segundos, me levanté y caminé hacia la habitación de mi hermana. A pesar del pequeño viaje, el calor no se disipó.
Allí se encontraban, sentada en la pc, mi hermana charlando con sus amigas por chat, y detrás, tirado en la cama, mi hermano. Los miré, pero no les dije nada. Sabía que era demasiado pronto para siquiera mencionarlo. Parecía que el cerebro me latía como un segundo corazón.
Caminé hacia el baño como de costumbre. Allí me cepillé los dientes. Los pensamientos daban frenéticas vueltas en mi cabeza haciendo las veces de un secarropas. Me surgían cuestionamientos de todo tipo, junto con un puñado de recuerdos al azar.
Me saqué el anillo porque el dedo se me había puesto morado y lo dejé en el botiquín.
Al salir, me informaron que tenía que armar mi cama en el suelo ya que teníamos un invitado en casa. Lo hice lo más rápido que pude y me acosté. Me tapé con la sábana casi como si fuese un reflejo, a pesar del calor.
Allí estuve reflexionando acerca de aquella pregunta, la del fin del mundo...
Una humilde sensación de tristeza se apoderó de mi cerebro emocional.
La respuesta que tanto había estado esperando pronto se hizo visible.
...
Todavía no entiendo qué era en lo que estaba pensando cuando no super responder esa simple pregunta.
Me quedé mirando la pantalla por aproximadamente medio minuto, aun cuando yo sabía que no quedaba mas por decir esa noche. Sentía un calor sofocante y mi ritmo cardíaco estaba a punto de establecer una nueva marca mundial. Me hizo recordar a los nervios que sentía en otra ocasión, la cual recordaba bien, pero ésta era muy distinta en su origen.
Pegué un último vistazo a los cuatro o cinco contactos que quedaban conectados y cerré la sesión. Luego de unos segundos, me levanté y caminé hacia la habitación de mi hermana. A pesar del pequeño viaje, el calor no se disipó.
Allí se encontraban, sentada en la pc, mi hermana charlando con sus amigas por chat, y detrás, tirado en la cama, mi hermano. Los miré, pero no les dije nada. Sabía que era demasiado pronto para siquiera mencionarlo. Parecía que el cerebro me latía como un segundo corazón.
Caminé hacia el baño como de costumbre. Allí me cepillé los dientes. Los pensamientos daban frenéticas vueltas en mi cabeza haciendo las veces de un secarropas. Me surgían cuestionamientos de todo tipo, junto con un puñado de recuerdos al azar.
Me saqué el anillo porque el dedo se me había puesto morado y lo dejé en el botiquín.
Al salir, me informaron que tenía que armar mi cama en el suelo ya que teníamos un invitado en casa. Lo hice lo más rápido que pude y me acosté. Me tapé con la sábana casi como si fuese un reflejo, a pesar del calor.
Allí estuve reflexionando acerca de aquella pregunta, la del fin del mundo...
Una humilde sensación de tristeza se apoderó de mi cerebro emocional.
La respuesta que tanto había estado esperando pronto se hizo visible.
...
Todavía no entiendo qué era en lo que estaba pensando cuando no super responder esa simple pregunta.
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